Capotintin, yo te he de tocar
con un gran violín
pa' que tú lo puedas escuchar
como un mandarín.
no me dijo adiós,
mi esperanza, mi amor y mi fe
ya nunca volvió.
La morena que ayer se me fue
y sin avisar
me ha dejado muy triste mirando
las olas del mar.
Encarnada rosita en botón
yo te quiero ver,
no destroces más mi corazón
con tu proceder.
En la noche brillan los cocuyos
a tu alrededor,
así brillan los ojitos tuyos
llenos de rubor.
Quien pudiera contar la arenita
que arrastra la mar,
contaría, morena, tus sueños
y tu suspirar.
Entre rosas, gardenia y azahar
y blanco jazmín,
tú floreces con ese mirar
en este jardín.
Dime, niña, qué guardas con celo
en tu corazón,
por ti muero, por ti me desvelo
tenme compasión.
tampoco la mar,
yo te ofrezco una cosa más bella
que es saber amar.
Si tus ojos no son para mí
no quiero saber,
ay, negrita, ¿por qué eres así
hermosa mujer?
Si me dices que ya no me quieres
ni modo, qué hacer,
en el mundo hay muchos quereres
de dónde escoger.
Si el capote se me ha de romper
no hay otro mejor,
de la España yo lo he de traer
en un gran vapor.
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Gustavo Ignacio Rodríguez (miércoles, 10 febrero 2021 23:13)
"Si tus ojos no son para mí,
no quiero saber,
¡ay negrita, ¿porqué eres así?,
ingrata mujer!"
"Quien pudiera contar las estrellas,
que el cielo nos dio,
te encontraría en una de ellas,
por gracia de Dios"