Ay, si te vas a bañar

al río de los laureles

ahí anda una viborita

meneando sus cascabeles.

 

A un culebrero compré

contras, hierbas y otras cosas,

con esto yo me curé

de víboras ponzoñosas

que en el camino encontré.

 

La cascabel elegante

que se desliza sensual

tiene encanto hipnotizante

y mordedura fatal

como el beso de un amante.

 

La víbora trae en la piel

muchos colores bonitos

y en su cola de oropel

suenan los cascabelitos

música de cascabel.

 

Me encontré una cascabel

andando por la llanura

qué hermosa tenía su piel

qué belleza, qué ternura

ternura de cascabel.

 

Pude morir en enero

por causa de un cruel amor

mas no morí, compañeros

porque recé la oración

que me enseñó un culebrero.

 

Serpiente de cascabel

llevas por cola y por nombre

y tu veneno es la hiel

con que aniquilas al hombre

como un relámpago cruel.
 

Anoche me confesaba

con el arcángel Miguel,

de penitencia me daba

que cantara yo con él

un Ave María Sagrada

un Credo y un Cascabel.

 

Ayer tarde un cascabel

dicen que estaba cantando,

una soga le corté

porque ella andaba penando

por eso es que el grito aquél

ahora sigue rezumbando.

 

En el hueco de un laurel

una víbora cantaba,

yo pasaba cerca de él

pero cuenta no me daba

de un hermoso cascabel

que en la cola le sonaba.

 

Junté hierbas del monte:

anís, tomillo y laurel

uní tu nombre y el mío

lo amarré con un cordel

lo embrujé con el rocío

cantándote el cascabel.

 

Para curar a un valiente

de la traición de una infiel

pones en un recipiente

unas gotitas de miel

de veneno de serpiente

de víbora cascabel.

 

Para curar mal de amores

se necesita el cedrón

un cascabel de colores

las tres velas de espolón

la virgen de los dolores

y un poeta en oración.

 

Serpiente de cascabel:

dijiste que me querías

mi fortuna ha sido cruel

sabiendo que me tenías

tirado al pie de un vergel

de veneno y brujerías.
 

Tengo un cascabel prendido

en medio del corazón,

a cada golpe y latido

pierde su navegación

en el mar embravecido

que se ha vuelto mi pasión. 

 

Voy a lanzar mi atarraya

a ver si pesco un jurel,

nomás bajito en la playa

y sin meterme a revolver

porque la manta y la raya

pican como el cascabel.

 

Yo tenía mi cascabel

y se la puse al sonajo,

y si lo piensas vender

yo lo pago bien pagado:

cuatro reales doy por él

y se los pago al contado.

 

Yo me encontré un cascabel

que ya se estaba muriendo,

una soga le corté:

andaba desfalleciendo,

de la muerte la salvé

por eso me anda siguiendo.

 

Ya me despido cantando,

me voy con Santa Isabel;

que aquí se van rezumbando

los versos de El Cascabel.