Un curripipí cantaba
abajo de un acahual,
no se siente padecer
cuando un amor es igual.
El curripití cantaba
en medio de un burruscal
y en el canto lamentaba
el no poderte olvidar.
Cuando oigo en los burruscales
cantar El Curripití
lanzo un suspiro muy hondo
porque me acuerdo de ti.
Los pájaritos y yo
nos levantamos a un tiempo:
ellos a cantarle al alba
y yo a llorar mi tormento
que me está rompiendo el alma.
Un curripipí cantaba
abajo de un arbolito
y le dijo la calandria:
-¿Qué te pasa, pajarito?
El que tiene chichi, mama
y el que no, se cría solito.
He llegado a tu aposento
por ver si te puedo hablar,
quisiera con el aliento
ser un pájaro y volar
decirte mi sentimiento:
que no te puedo olvidar.
Por la orillita del mar
triste cantaba un jilguero
y en su modo de gorjear
me decía muy lastimero:
-No te dejes engañar
por ese amor traicionero.
Me voy con el pecho herido
triste y sin ningún consuelo
como un pájaro perdido
que errante emprende su vuelo
por rumbo desconocido
llorando su desconsuelo.
Curripití, ay, qué dolor
mañana por la mañana
curripití, curripitá
se embarca la vida mía.
Malahaya la embarcación
y el piloto que la guía.
Curripití, curripitá
que por el puerto no hay novedad,
curricurrí, curricurrá
la madre abadesa de San Nicolás.
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