Éste es el Jarabe Loco
que a los muertos resucita,
salen de la sepultura
meneando la cabecita.
Éste es el primer Jarabe
que compuso Satanás,
el que se lleva las almas
a donde no vuelven más.
Éste es el primer Jarabe
que compuso Lucifer,
el que se lleva las almas
al infierno a padecer.
Voy a cantar el Jarabe
como se canta allá abajo,
por dondequiera lo cantan
pero les cuesta trabajo.
Cuando yo canto el Jarabe
me acuerdo de una mujer
de una mujer muy tirana
que no me supo querer.
Éste es el primer Jarabe
que se cantó en San Andrés
en tarimita de cedro
repiqueteando los pies
con el rasguear de jarana
y pespunteo a la vez.
Para cantar el Jarabe
para eso me pinto yo,
para rezarle el rosario
mi hermano el que se murió
ese sí era santulario
no pícaro como yo
y si no se hubiera muerto
qué hermano tuviera yo.
Palomita blanca
pico de coral
llévale a mi amante
este memorial,
que te vayas tú
no me da cuidado
que por otro lado
vivo enamorado
con una chinita
de pelo quebrado,
parece que el cielo
me la había indicado
para que con ella
yo fuera casado.
Mira qué hermosura
en aquél tablón
bailan con soltura
y con emoción,
qué linda criatura
me la robo yo
guárdemela en casa
sólo para mirar
su linda figura
de mujer silvana
ay, cómo te quiero
morena del mar.
En aquel cerrito
de Jesús María
estaba una dama
que ansina decía:
que la que quisiere
del mundo gozar
debe ser doncella
no se ha de casar
y si se casare
que viere con quién,
que no sea borracho
que sea hombre de bien
porque los mocitos
que se están usando
todo el día se viven
al billar jugando,
si por coincidencia
ganan cuatro reales
dos son para vino
dos para tamales,
y la tamalera
que hace los tamales
se saca la rifa
de los cuatro reales,
y la lavandera
que lava la ropa
todo el día se vive
lavando de coca.
Escuchen, señores
que les cuento a ustedes
una tramoyita
que hay en las mujeres:
como todas tienen
patio de gallinas,
riegan el maíz
entre la cocina;
cogen la gallina
le meten el dedo
y así es como saben
si ya tiene huevo;
de ahí se la llevan
a cualquier esquina
y con la canasta
tapan la gallina.
Según pone el huevo
se lo van juntando
y así, de ese modo
se va enculecando
y así que la ven
que ya está culeca
a un rincón la llevan
donde está mejor
y la recomiendan
a San Salvador.
Piden diez pollitos
y un cantador
y a las tres semanas
que se levantó
la dueña le dice
a la otra vecina:
si supieras, mi alma,
sacó mi gallina
ocho o diez pollitas:
¡Qué cosa tan fina!
Siempre a una pollita
que se me enfermó,
le cayó pepita:
mi hija la curó.
Y un pollito giro
que se me extravió
ayer en el patio
muerto apareció.
Y me he imaginado
y supongo yo
que fue el tacuazín
el que lo mató
porque la cabeza
na'más le mascó.
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