La Morena

Morenita te hizo el cielo

para mi condenación,

tu boca de caramelo

me ha robado el corazón.

 

Todo el hombre que se muere

sin querer a una morena

o sin tomar chocolate

no sabe lo que es canela.

 

Oscura tengo la pena

y siento negro el fulgor,

sólo tus ojos morena

me alumbran alrededor.

 

Si la luna no menguara

te compararía con ella

y también te comparara

con la luna y las estrellas.

 

El que ama a una morena

le ha tocado buena suerte:

nada en el mundo le apena

ni se acuerda de la muerte.

 

Morena, color de olivo

si te llego a conseguir

y te llegas a ir conmigo

yo padeceré por ti

aunque me sepulten vivo.

 

La luna mujer viajera

errante vino a buscarme,

como eres la primavera

tu aroma viene a abrazarme

-Luna, deja que te quiera.

 

Floreando la hierbabuena

mi madre a mí me parió,

mi madre es una morena

morenito nací yo

de la sangre de sus venas.

 

En el mar busqué la arena

y no hallé la perla fina

sólo encontré a la sirena

tocando su mandolina

y cantando La Morena.

 

-¿Cómo te llamas, morena?

-Me llamo Juana María.

-Si te corren de tu casa

te vendrás para la mía

allá comemos frijoles

y aunque sea tortilla fría.

 

Morena, eres preciosa

en tu modo de bailar,

eres mi prenda dichosa

que Dios me ha de mandar,

eres libre como el viento

y hermosa como la mar.

 

En medio de dos corrientes

mi pañuelo fui a lavar,

como había tanta gente

con ella no pude hablar

pero quedamos pendientes

para cuando haya lugar.

 

Estando yo recostado

en el medio de la arena

sale un pescado y me dice:

-No siembres en tierra ajena

porque te ha de costar caro

el amar a una morena.

 

El amor de una morena

me estaba volviendo loco

y me dijo una sirena:

-Déjala que corra un poco

que solita ha de caer

como de la palma, el coco.

 

Caminando por la arena

donde la pasión se estanca

yo les digo con voz franca

y quitado de la pena

que siendo yo de piel blanca

mi vida son las morenas.

 

Voy a hacerte un prendedor

con flores de la azucena

con los astros y un farol

pa' que te alumbre, morena

boquita de cundeamor

y ojitos de luna llena.

 

Estaba la morenita

asomándose al balcón,

había llegado su dueño

que le traía de Aragón

el Cantar de los Cantares

que hizo el sabio Salomón.

 

Morena, tú eres la diosa

que a mí me tiene encantado

eres como aquella rosa

que del campo ya ha brotado

eres canela sabrosa

y chocolate preparado.

 

No quisiera molestarla

ni ser un hombre imprudente

porque va a decir la gente

que vine a perjudicarla,

quisiera felicitarla

por su potente vaivén,

su pelo le va muy bien

la noche con la azucena,

no se me enoje, morena

que soy de carne también.

 

Cuando escucho La Morena

ganas me dan de llorar

me recuerda a la sirena

que la cantan por la mar

purgando así una condena

para formar un encanto

como ella no puede amar

su canto más bien es llanto

por eso cuando la canto

me dan ganas de llorar.

 

Morena de labios rojos

y cabello ensortijado

a cuántos habrás dejado

con el pecado en los ojos

por no cumplir los antojos

que tu dulzura provoca,

la pasión se me desboca

y el corazón se vuelve loco

pues saben a dulce de coco

las caricias de tu boca.

 

Ya me voy a despedir

ay, qué dolor, ay, qué pena

porque aquí se acaban ya

los versos de La Morena.

 

Comentarios: 0